Venenos y curiosidades

Por Susana Gómez

En un artículo anterior os hablábamos de un coctel asesino en el que los venenos y las mujeres eran los ingredientes principales y letales, lo titulamos Venenos y Mujeres. Un cóctel asesino. 
En una charla posterior con nuestros colaboradores terminamos divagando sobre determinados ingredientes curiosos, que consumidos en pequeñas dosis podían ser beneficiosos o inapreciables en la salud, pero que en cambio, tomados en grandes cantidades podían ser nocivos e incluso letales.
Por eso hoy hemos pensado en elaborar un artículo donde los venenos vuelvan a ser protagonistas y en él incluiremos algunas pequeñas curiosidades.

Para comenzar este singular a la par que apasionante viaje por el mundo de los venenos vamos a hablaros de la cicuta, planta extremadamente tóxica que vive en estanques y riachuelos y que se conoce por ser el veneno más empleado en la antigua Grecia, y si no que se lo pregunten a Sócrates, ya que fue condenado a beber una copa que contenía un brebaje elaborado con ella..
Empleada en pequeñas dosis es utilizada en farmacología como analgésico, ya que la conina, su principio activo más importante, se absorbe por la piel. 

De la que ya os hemos hablado es de la sardonia, una planta de flores pequeñas y sépalos aterciopelados cuyo jugo es altamente venenoso y que provoca espasmos faciales parecidos a la risa. Esta planta apareció en el artículo dedicado a la gran envenenadora Locusta, ya que se cree que fue la que empleó para envenenar al hermanastro de Nerón.

El cianuro, del que de sobra habréis oído hablar, es una sustancia química presente en nuestro día a día, ya que se libera a partir de determinados compuestos naturales que están presentes en alimentos, plantas y frutas, por ejemplo en las almendras o en las semillas de manzanas y albaricoques, solo por citar un par de alimentos. 
Pero podemos ir más lejos... en el arroz, el maíz o el trigo, bajo las condiciones adecuadas se metabolizan en forma de cianuro, eso sí, debemos dejarlo claro, las cantidades son tan minúsculas que no implican ningún tipo de peligro en su consumo. 
La Reina del crimen, Agatha Christie, se convirtió también en la Reina del cianuro, ya que fue el más usado en sus novelas.

Y por supuesto ahora que hemos hablado de novelas no podemos olvidar mencionar el arsénico, elemento químico altamente venenoso con el que se quita la vida Madame Bovary en la obra de Flaubert.

En Macbeth de Shakespeare las brujas  mencionan al elaborar recetas de pócimas venenosas, "ojos de tritón", "dientes de lobo" o la "lengua de perro". No os vayáis a pensar que salían en busca de esos ingredientes porque en realidad son los nombres comunes que antiguamente se daban a algunas plantas altamente venenosas.

La belladona o "bella mujer" es un nombre precioso para una planta que tras su belleza esconde un veneno mortal, pero que antiguamente recibía otro nombre "atropa", que deriva de "Atropos", el nombre que se da a una de las tres Moiras.
Las 3 Parcas o Moiras eran las encargadas de forjar el destino de los seres humanos. Jugaban con los hilos de las vidas de los hombres y Atropos era la encargada de cortar finalmente ese hilo.
Esta planta también ha recibido otros nombres como "baya de la bruja", "cereza del Diablo" o "sombra nocturna mortal" . Entre sus principios activos se encuentra la atropina y la escopolomina que pueden provocar alucinaciones y delirios.
Se cree que la belladona fue el veneno empleado para acabar con la vida del emperador romano Claudio, aunque con este emperador surge la duda, ya que también podría haber sido envenenado con arsénico.

La mandrágora es otra planta de alta toxicidad y que coincide con la belladona en que uno de sus principios activos es la atropina.
La mandrágora ha sido utilizada desde la antigüedad y en la Grecia clásica se le daba el nombre de planta de Circe, una hechicera mitológica que vivió en la isla de Aeaea y cuyo padre fue el Titán Helios, Dios del sol. 
Por sus propiedades fue utilizada como sedante en operaciones quirúrgicas, así como tratamiento para otras dolencias durante la Edad Media.
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Como veis este tema resulta curioso e interesante, más que por el veneno en sí, por las historias que se esconden detrás, porque muchas veces es difícil separar los hechos reales de la ficción. Y eso es precisamente lo que ocurrió con la muerte del gran Alejandro Magno.

Un caluroso día de junio, Alejandro fallecía en su palacio de Babilonia a la temprana edad de 33 años. Ya sea por el fabuloso legado que dejaba en herencia a sus esposas e hijos o por el ansia de poder de sus generales, el caso es que hoy en día desconocemos cuál fue el motivo real de su fallecimiento.
Unos dicen que fue a causa de una fiebres, de malaria o de fiebre amarilla, pero el imaginario popular sugiere que fue envenenado por estricnina o por heléboro, también llamado "Rosa de navidad"
La estricnina se extrae de la semilla de un árbol de la India. El resultado es un polvo cristalino de color blanco, inodoro y amargo que puede ser bebido, al ser soluble en agua, o inhalado. 
La flor del heléboro se utilizaba para tratar la parálisis y la locura, y una sobredosis podría haber llevado a la muerte al gran conquistador.
Pero esto parece ser que ha quedado reducido solo a una teoría especulativa, ya que la últimas investigaciones parecen indicar que el tema del veneno queda totalmente descartado, ya que los venenos que se suministraban en la época eran de efecto rápido y según las crónicas, Alejandro tardó en morir más de una semana.

Y aquí terminamos este artículo; de nuevo esperamos que la información contenida en él haya resultado de vuestro agrado y os esperamos la próxima semana.

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