Guía de sospechosos II. (Jack el Destripador. Un asesino de leyenda cap. V)

Por Gabriel Pombo

Hoy publicamos dentro de la sección dedicada a Jack el Destripador. Un asesino de leyenda, la segunda entrada dedicada a los sospechosos.

Thomas Cutbush

Thomas Cutbush Haynes nació en 1866 en Kennington, localidad relativamente cercana a Whitechapel.
Provenía de una respetable familia de clase media. Su infancia fue complicada, puesto que su padre era alcohólico y abandonó el hogar siendo su hijo adolescente. Thomas quedó al cuidado de su madre y de su tía materna, mujeres muy religiosas.
Mostró graves problemas de conducta ya en su primer trabajo, del cual a los pocos días lo expulsaron. En su segundo empleo le fue aún peor, pues tras un arranque de furia empujó por las escaleras a su anciano patrón.
Se presume que contrajo sífilis en el año 1888. Tres años más tarde resultó aprehendido luego de comprobarse que, como mínimo, fue responsable de agredir a las jóvenes Florence Grace Johnson e Isabella Frazer Anderson en plena vía pública, a quienes tajeó las nalgas con un cuchillo.

A partir del mes de febrero de 1894 el influyente periódico británico The Sun lo acusó públicamente, a través de una serie de artículos, de ser el culpable de los desmanes consumados por Jack el Destripador. No obstante, no se le instruyeron cargos a raíz de tales crímenes, aunque quedó confinado por “orden de su Majestad” (según la expresión que se usaba por entonces en estos casos) por tiempo indeterminado en el hospital psiquiátrico de Broadmoor, por ser considerado peligroso, mentalmente insano e irrecuperable.

Un dato curioso y de interés en esta historia radica en que en el mismo año de 1894, y a modo de respuesta ante las denuncias contra Cutbush propaladas por The Sun, el Inspector de Scotland Yard Sir Melville Leslie Macnaghten redactó un memorándum policial, de circulación interna, donde manifestó su convencimiento de que Thomas no era el múltiple homicida de Whitechapel, sino un simple enajenado más o menos inofensivo.
En lugar de Cutbush, el Inspector Macnaghten consignó en sus notas los nombres de tres personas que estimaba como posibles culpables, aunque los mismos jamás fueron formalmente acusados. Los sospechosos más firmes, de acuerdo con la opinión de este jerarca de la policía, eran Montague John Druitt, Michael Ostrog y Aaron Kosminsky.

Montague John Druitt

Montage John Druitt nació el 15 de agosto de 1851 en Wimborne, Dorset.
Fue un graduado de Winchita College, abogado, profesor y deportista que integró equipos de criquet. Falleció a los treinta y siete años de edad, escasos días después de acaecido el último y más terrible de los asesinatos del mutilador victoriano (el de Mary Jane Kelly, nueve de noviembre de 1888).
Su cadáver en estado de descomposición fue retirado de las aguas del río Támesis el último día de ese año. Aunque en ensayos posteriores sobre los crímenes victorianos se planteó que pudo haber sido víctima de homicidio, la opinión más compartida es que su muerte se debió a suicidio.

La candidatura de Druitt a la identidad del Destripador experimentó su apogeo desde la década de los años sesenta de la centuria pasada a raíz de la publicación de “Otoño de Terror” del escritor estadounidense Tom Cullen, y de la sencillamente rotulada: “Jack the Ripper” del ensayista británico Dan Farson.
Estos especialistas exhumaron las antiguas notas del memorándum Macnaghten en donde se mencionaba a este suicida como un sospechoso de primera categoría. En dicho reporte, aquel alto mando policial expresó que Druitt era de familia bastante acomodada y que su cuerpo sin vida fue rescatado del Támesis el 31 de diciembre de 1888 –datos ciertos –, pero falló al sostener que se trataba de un médico de cuarenta y un años –lo que, como vimos, no era así –. También destacó que los parientes del fallecido creían que él era el asesino. Sin embargo, no existen pruebas que avalen esta última aseveración la cual, aunque fuese verídica, tampoco implica necesariamente que Montague hubiese en verdad sido Jack el Destripador. Es más: actualmente la proposición de este hombre al cargo de ejecutor del East End londinense se ha diluido considerablemente frente a la total ausencia de evidencias objetivas para incriminarlo.

Severin Klosowski (George Chapman)

El joven barbero polaco, residente a sus veintitrés años en el este de Londres en 1888, prefería que lo conocieran por un nombre más británico. Debido a tal vanidad adoptó el de George Chapman, tomando ese apellido típicamente inglés de una de sus ocasionales concubinas. Casualmente, el mismo apellido de la segunda de las víctimas canónicas: Annie Chapman.

En el tiempo de los homicidios victorianos no se lo asoció con ellos. Años después, el polaco alcanzaría la fama que tanto ansiaba. Más se trató de una fama aciaga, porque le fue dada como asesino. Más concretamente por su condición de uxorixida, pues se descubrió que mediante dosis de arsénico había mandado a la tumba sucesivamente a tres esposas.
En 1903 se impartió orden de capturarlo, y le cupo el mérito de concretar el arresto al Sargento Detective de la Policía Metropolitana George Godley, quien en el pasado fuera uno de los más tenaces perseguidores de Jack el Destripador.
El antiguo jefe de Godley, el Inspector Detective Frederick Abberline, felicitó públicamente a su ex subordinado. “Has atrapado a Jack el Destripador”, parece que le dijo. Y resulta que Klosovsky-Chapman constituyó para el famoso detective Abberline el primordial sospechoso de haber sido el degollador de los barrios bajos londinenses.
Empero, al presente la mayoría de los expertos descartan a este hombre como candidato plausible. Aunque es cierto que residió en una zona cercana a dónde se consumaron los asesinatos, su instinto homicida recién se habría despertado años más tarde y, sobre todo, el modus operandi de un envenenador muy remota relación guarda con las sangrientas carnicerías perpetradas por Jack the Ripper.

Príncipe Albert Víctor

Alberto Víctor de Clarence - Wikipedia, la enciclopedia libreLa nominación del príncipe Albert Edward Víctor al cargo de Jack el Destripador fue postulada básicamente por un anciano médico llamado Thomas Stowell, mediante un artículo difundido en noviembre de 1970 en la revista Criminologist.
El futuro Duque de Clarence y Avondale nació en 1864, siendo primogénito del Príncipe de Gales, también llamado Albert.
De adolescente viajó en barco recorriendo el mundo en compañía de su hermano George, y se sugirió que durante aquel periplo fue seducido y contrajo la sífilis que acarrearía su deceso en el año 1892 a la temprana edad de veintiocho años.

Conforme sostuvo Thomas Stowell, a mediados de los años ochenta del siglo diecinueve, tras retornar de otra de sus travesías marítimas, los empujes de su enfermedad lo conducirían a la definitiva pérdida de la razón, convirtiéndose, a partir de entonces, en el demencial asesino de prostitutas del East End londinense.

Se alegó que el joven aristócrata desarrolló una obsesión por la sangre durante sus cacerías en Escocia, y que allí adquirió los rudimentos clínicos que el Destripador demostró poseer a la hora de mutilar a sus víctimas.
De acuerdo con esta versión, el aspirante a monarca pasaría de despellejar venados a despedazar meretrices, y de sus sórdidas andanzas recién se enteraría la Casa Real británica luego del doble crimen del 30 de septiembre de 1888.

Tras el bestial asesinato de Catherine Eddowes la Policía Secreta lo detendría poniéndolo bajo custodia. No obstante, el preso logró escapar a la vigilancia, y en la madrugada del nueve de noviembre de ese año cometería el más horripilante de sus crímenes contra Mary Jane Kelly. Lo volverían a atrapar y sería confinado, bajo estrictas medidas de seguridad, en un hospital psiquiátrico de la localidad de Ascote.
El cuidado sanitario del príncipe le fue encomendado al médico imperial Sir William Gull. Tan exitoso fue el tratamiento que se produjo un repunte sanitario, el cual permitió al paciente emprender un nuevo viaje en crucero y tomar parte en acontecimientos públicos durante el año 1890.

Por desgracia, la afección cerebral que sufría, agudizada por el avance de su enfermedad venérea, precipitó el trágico desenlace.
En 1892 el malogrado joven falleció, y una virulenta epidemia de gripe que azotó Gran Bretaña aquel año le permitiría a la Corona pretextar que el heredero al trono había muerto a consecuencia de la misma, extremo que brindó la coartada perfecta para evitar el consiguiente bochorno.

La antedicha constituye, muy resumidamente, la teoría (actualmente desechada en forma casi unánime) que identifica al Príncipe Albert Víctor con Jack el Destripador.

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