Novelas policíacas "invertidas"

Por Susana Gómez
Como ya os imaginaréis, una de las grandes pasiones de los editores y colaboradores de esta revista es la lectura de novelas criminales. Hoy queremos hablaros de un tipo en concreto que quizás pasa un poco desapercibido: las novelas policíacas "invertidas".
En este artículo os explicaremos las características y los ejemplos más destacados de este subgénero literario que rompe con las convenciones del relato de misterio.

La novela detectivesca, salvo que hablemos de True Crime, son un tipo de ficción que tiene como premisa un asesinato y que intenta distraer al lector al tiempo que le propone un reto: descubrir la identidad del asesino y los motivos que le empujan a cometer el acto delictivo. De esa forma nos mantiene en vilo de principio a fin.
Pero este subgénero, del cual hoy hablamos, la novela invertida, tiene un planteamiento distinto, y es que parte de la resolución del misterio desaparece al descubrir desde los primeros compases quién comete el acto delictivo, la identidad de la víctima e incluso el modus operandi. Es una técnica que desafía las convenciones de la estructura lineal y cronológica de la mayoría de las obras literarias del género policíaco.

Sin embargo, aunque conozcamos al asesino desde el comienzo de la obra, esto no implica que la novela pierda interés para el lector o que se reste suspense al argumento, sino que ese interés pasa a centrarse en otros detalles, como pueden ser las motivaciones, las causas, las consecuencias de los hechos narrados, e incluso cómo se cometió el delito, detalles que encontraremos en el desarrollo.
El lector pone el foco en observar cómo actúan el resto de personajes; en cómo el detective, que pasa a tener un papel más secundario, lleva a cabo la investigación para resolver el misterio, al tiempo que el criminal, protagonista absoluto, intenta dejar pistas falsas para incriminar a otro personaje. Es decir, abandonamos la clásica pregunta de qué va a pasar a por qué pasó o cómo se llegó a esa situación.

Quizás, lo más atractivo de estas novelas es el suspense que se genera por saber si al final el delincuente conseguirá salirse con la suya y escapar del largo brazo de la ley. 
Como podéis comprobar, este subgénero se opone al whodunit, en el que el lector desconoce al autor del crimen hasta el final. Si el término whodunit lo podemos traducir como ¿Quién lo ha hecho?, podríamos decir que en las novelas invertidas sería ¿Cómo lo ha hecho o por qué?

Otra característica que encontramos es que suelen presentar una visión crítica y/o irónica de la realidad, al mostrar el modo en que los hechos afectan a los personajes, sus relaciones y sus circunstancias. Estas novelas suelen valerse de los saltos en el tiempo y de ese forma el lector puede apreciar las diferencias entre presente y pasado. 

Muchos autores han intentado, a pesar de la gran dificultad que eso entraña, describir en sus obras el crimen perfecto, que no es más que un asesino escapando de sus perseguidores. 
Los autores buscan la perfección en el asesino o en el asesinato, independientemente de si lo conocemos desde el principio de la historia o llegando al final, deben intentar conseguir ese ideal del crimen perfecto.

La estructura inversa o invertida es más común de lo que se puede pensar, pero como suele ocurrir a la hora de datar las obras dentro de un género, hay algunas discrepancia para encontrar la idea primigenia. Lo que sí os podemos decir es que Richard Austin Freeman, autor de El caso de Oskar Brodski, escrita en 1910 reclamó para sí la paternidad del género.

A continuación os vamos a citar tres obras de este tipo con tintes muy clásicos para que tengáis más presente este subgénero, porque como se está mencionando en este artículo, han sido muchos los autores que han explorado esta forma de narrar una historia de suspense.

Complicidad (1931) de Anthony Berkeley Cox, los expertos, sin permiso de R. Austin Freeman, la consideran la primera novela invertida, y en ella, como ya os hemos adelantado, conoceremos desde los primeros compases a la víctima y al asesino. 
Este autor, aunque realmente no sea el padre creador del subgénero, sí se le puede otorgar ser el máximo exponente del género. En sus novelas exploró la psicología  y las motivaciones de los criminales, así como las dificultades y dilemas morales de los investigadores.

En 1934 llega Retrato de un asesino de Anne Meredith. Una novela que, como indica el título, hace un perfil completo del asesino.

El secreto de Donna Tartt, escrito en 1992 es otra buena muestra y en ella conoceremos el quién antes del porqué. 


Entre los beneficios de leer novelas invertidas podemos mencionar que estimulan la imaginación y la memoria, al obligar a reconstruir mentalmente la secuencia temporal de los hechos. También nos empujan a adoptar una actitud crítica ante la narración, al obligarnos a cuestionar la veracidad y la fiabilidad de los narradores, que pueden omitir, distorsionar o manipular la información. 
Otro dato importante es que el autor suele jugar con las expectativas y los prejuicios del lector, al hacerle simpatizar con el criminal o dudar de la justicia.

Tampoco podemos olvidar mencionar que este tipo de novelas ofrecen una experiencia estética diferente y original. Suponen un reto tanto para el escritor como para el lector, ya que rompe con los esquemas tradicionales y debe mantener el interés y la tensión narrativa sin recurrir al misterio de la identidad del asesino. 

Y ya para terminar...

Las novelas policíacas invertidas son una muestra de la riqueza y la variedad del género policial, que ofrece múltiples posibilidades para crear historias originales y sorprendentes. Si os gustan los retos literarios y queréis poner a prueba vuestra capacidad deductiva, os invitamos a leer algunas de las obras mencionadas en este artículo y a descubrir alguna más.


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