True Crime

Por Francisco Delgado

El término True Crime últimamente está muy en boga y los libros así catalogados acaparan la atención de los amantes del género negro.
Pero hay que aclarar que este tipo de novelas no es una invención de ahora, por mucho que las editoriales así nos lo quieran vender haciendo uso de un anglicismo o acuñando un nuevo término con el que rebautizar algunas historias catalogadas dentro del género negro. 

Un True Crimen no es más que la crónica negra o la reconstrucción de un crimen real, de ahí el término en inglés.
Por lo tanto, los lectores ya tenemos un dato a tener en cuenta bastante interesante, la historia que tenemos entre manos no es una historia de ficción, y eso quizás vende más, porque creemos que en ellas podremos encontrar pistas que nos lleven a descubrir qué motivos les llevaron a cometer los crímenes o simplemente a comprender qué pasa por la mente de un criminal.

De esta forma podemos encontrar actualmente, en las mesas de novedades, obras como "Un plan sangriento" que nos narra el caso de Roderick Macrae, ocurrido en 1869 en una aldea perdida de las Highlands escocesas, y que gracias a ella se me ha ocurrido hacer este breve artículo; pero también podemos encontrarnos con novelas como "Ritos funerarios" de Hannah Kent, publicada en 2013 o la genial "A sangre fría" (1966) de Truman Capote por citar otra remontándome un poco más atrás en el tiempo; y cito estas aunque bien podría remitirme a obras del s. XIX, donde también se narran casos criminales.

Este tipo de novelas, las que se catalogan como True Crime, tienen unas características: el autor examina un crimen y debería, ya que no siempre lo consigue, relatar el hecho sin omitir detalles, también sirven para denunciar la situación social que somete a determinados individuos o la corrupción policial o judicial, así como los métodos empleados.
Lo que sí quiero advertiros, y que no debemos olvidar en ningún momento, es que hay que tener un poco de cuidado con este tipo de libros, porque no siempre la historia se adapta fielmente a la realidad.
Muchas de ellas incorporan entre sus páginas grandes dosis de subjetividad y de licencia del escritor; por ejemplo en "Un plan sangriento", nos dejamos seducir por el relato del asesino y también porque el escritor que nos hace llega la historia hasta nuestros días es un descendiente.
Lo mismo sucede en "A sangre fría", porque al final de la narración, Capote creó un vínculo afectivo con los criminales que afectó al fondo del relato.

Como último apunte quiero recalcar que este género no es algo nuevo; basta con leer alguna novela o biografía sobre algún asesino famoso que relate sus crímenes y ahí encontraríamos un True Crime.
Muchos son los autores que han recreado los pasos de asesinos célebres, desde Jack el Destripador a Manson, basándose en informes, declaraciones de testigos, seguimientos de la prensa e incluso en las memorias de los reos; por citar un par de ejemplos más, os menciono la obra de nuestro colaborador Gabriel Pombo: "Jack el Destripador: La leyenda continúa" donde se analiza en detalle los asesinatos del famoso criminal victoriano, y ya de paso mencionamos "Las Chicas" de Emma Cline, obra que citábamos de pasada en el artículo sobre Chales Manson, aunque lo cierto es que la crónica de Manson en esta última, se desvirtúa más de la cuenta. Emma Cline a raíz de un hecho se monta su propia película y termina haciendo una reconstrucción totalmente libre de unos sucesos que conmocionaron a todo el mundo. 

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