Grandes villanos de ficción. Cap I (Introducción)

Por Susana Gómez

Hoy inauguramos esta nueva sección dedicada a los grandes villanos de ficción.
Teniendo en cuenta que ya contamos con una destinada a hablar de los grandes detectives, no queríamos desmerecer a este otro arquetipo que tan buenos momentos nos han hecho pasar, a pesar de que, por lo general, es una figura que despierta poca simpatía y que queda relegada a un segundo término en las novelas.

El papel protagonista, siempre que pensamos en el género policíaco, suele estar destinado a un gran detective o investigador que, dotado de numerosas facultades entre la que se encuentra un desarrollado sentido de la deducción, va a perseguir al malvado  hasta terminar dándole caza. 
Respecto a la gran capacidad intelectual, y aquí llega la primera de las puntualizaciones que debemos hacer, no es una característica que solo pueda atribuirse al héroe en cuestión, porque en este tipo de novelas veremos como la astucia del antagonista está a la par o es equiparable a la del protagonista, lo que supone para ambos un gran reto el enfrentarse.

Por otro lado, y haciendo alusión a la premisa de que el malvado es perseguido, también debemos aclarar que no siempre sucede así, porque en este mundo de la literatura, tan amplio como apasionante, existen obras en las que los personajes experimentan un cambio de papeles y el villano se convierte en el perseguidor, tal y como sucedía en "Los miserables" de Víctor Hugo, novela en la que Jan Valjean es perseguido hasta la extenuación por el jefe de policía Javert.

Pero estos sujetos, los antihéroes, no son exclusivos del género policíaco, al igual que tampoco están intrínsecamente unidos a un delito y por lo tanto tampoco a un detective, investigador o policía, según veremos próximamente, porque independientemente del género en el que penséis, siempre hallaréis individuos que idean planes complejos y ambiciosos con el único motivo de hacer daño, de beneficiarse de alguna forma, o simplemente por el mero hecho de molestar e incordiar.

Otro detalle también a tener en cuenta al hablar de los grandes villanos en la literatura es que existen distintos grados de maldad y por lo tanto, también habrá distintos tipos de personajes, lo que nos lleva a diferenciar entre villanos y supervillanos, pues creemos que son muy pocos los que podrían catalogarse dentro de esa excelsa categoría que nos hace recordar eternamente a los supermalísimos por ser personajes redondos.

Los villanos, por hacer alguna distinción, podríamos decir que aparecen poco o menos definidos, mientras que los supervillanos son esos que nos sorprenderán por la meticulosa descripción a la que son sometidos por parte del autor.
A grosso modo sabemos de ellos que utilizan sus numerosas habilidades para lograr el fin que tienen en mente, y para ello no dudan en hacer uso de todos los recursos deshonestos de los que dispongan. Desarrollarán planes más o menos elaborados, pero al final la mayoría verán sus planes arruinados gracias al heroísmo o bondad del personaje principal.

Esas mentes criminales que ejercen la maldad deliberadamente son elementos cruciales, pues sobre ellos gira o se impulsa la trama, detalle que les convierte en un recurso argumental imprescindible, ya que sin ellos no habría una historia que contar y el argumento carecería de sustancia.
Otra cosilla que no podemos olvidar mencionar es que, a pesar de ese protagonismo secundario del que ya os hablamos al comienzo y pese a que muchas veces aparecen descritos de forma ligera, son los encargados de hacer destacar las acciones del héroe. Se enfrentan a él y en ese tira y afloja le hacen crecer y evolucionar.

Fijaros en la gran importancia de estos personajes...
Desde finales de la década de 1820 hasta la década de 1840, hubo un género de novelas, las llamadas "novelas de Newgate" o "novelas de Old Bailey" que retraban la vida y hazañas de ciertos célebres criminales, glorificándoles y ensalzándoles, lo que les convertía en una especie de héroes. 
Es cierto que causaron controversia y atrajeron críticas hacia los autores que reescribían esas historias, ya que, aunque partían de un relato original, lo cierto es que se publicaban tras ser aderezadas para acentuar el efecto melodramático.
Esas obras eran un compendio de géneros y mezclaban los hechos históricos con pequeños toques de narrativa gótica, dando como resultado una visión algo romántica del crimen, por poneros un ejemplo todo lo escrito sobre Vidocq.

Y hasta aquí el artículo de hoy. 
Como siempre esperamos que haya resultado de vuestro agrado y os invitamos a seguir leyéndonos, os aseguramos que en los próximos artículos de esta sección aparecerán personajes muy interesantes.

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