Los irregulares

Por Francisco Delgado
Los Irregulares
es una coproducción británico-estadounidense que, según dice la productora, está basada en las obras de Arthur Conan Doyle.

Esta serie, que actualmente puede verse en la plataforma Netflix y que fue estrenada en marzo de 2021, se centra en un grupo de jóvenes de los suburbios que se hacían llamar los Irregulares de Baker Street y que aparecían trabajando para Sherlock Holmes en las novelas protagonizadas por este famoso detective inglés.
Como decimos, esta banda de jóvenes inadaptados serán los personajes centrales de la nueva serie, pero no esperéis encontrar ninguna similitud más con la obra del escritor inglés, porque no la hay; cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Como tantas series que proliferan actualmente, los protagonistas son jovencitos, y es por lo tanto hacia ellos a los que se dirige esta producción.

Estos personajes que serán los protagonistas entrarán a trabajar para el Dr. Watson, convirtiendo a este y a Sherlock en personajes totalmente incidentales y, como no podía ser de otra forma, su misión será salvar Londres de elementos sobrenaturales.

La serie está destinada a personas que no hayan leído la obra de Doyle, porque aunque avisan que solo se basa en ella, está cargada de absurdos, incongruencias y lo peor, se desvirtualiza a los personajes reales. 
Está claro, y somos conscientes de ello, que nos encontramos ante una serie de ficción, pero desde esta revista creemos que no es necesario destrozar ni el argumento original, ni los escenarios e indudablemente a los personajes. No hay necesidad de ello, si se quiere crear una serie nueva no es imprescindible basarse en el nombre de un autor ni en sus creaciones. Basta con desarrollar una idea nueva y ambientarla en una época en concreto.
En este caso se han tomado demasiadas licencias y no coinciden ni fechas ni edades de los protagonistas, entre otros detalles, que por supuesto, terminan impactando de lleno en el amor propio de los amantes de los personajes de Doyle.

Por poner un ejemplo: estas nuevas aventuras son posteriores a las narradas en la saga literaria y lo sabemos porque el detective nos informa de ello en un momento en que cita su primer caso. 
Watson y Sherlock que ya eran señores entraditos en años, aquí aparecen rondando la treintena, con lo cual deben haber hallado el secreto de la fuente de la eterna juventud, algo que no sería de extrañar ya que la serie se mueve alrededor de temas paranormales.
Watson, como ya hemos mencionado, pone a su servicio a los jóvenes de la calle con lo cual roba el protagonismo a Sherlock, y los que hemos leído las obras vemos tirar por tierra todo el argumento. Entonces, y volviendo sobre la misma idea a pesar de poder parecer reiterativos, ¿para que basarse en esos dos personajes literarios tan conocidos?
La edad de los personajes rechina en nuestra cabeza de lector sin necesidad de que seamos puristas, pero es que incluso uno de los jóvenes que se hace amigo de esta pandilla, tratan de colárnoslo como el hijo de la reina Victoria, Leopoldo, otra incongruencia.

Por otro lado, sabemos que los movimientos "me too" y "Black live matter" han influenciado tanto culturalmente como socialmente, y muchas nuevas versiones de obras han pasado a estar protagonizadas por mujeres o por personajes de color. 
Nosotros somos de la opinión de que la historia es la que es, y modificarla o alterarla puede llevarnos en un futuro a incurrir en los mismos errores o a crear confusiones, ya que la obra no hay que olvidar que va destinada a jóvenes.

El Dr. Watson en esta ocasión está encarnado por un actor de color y la jefa de la banda de jóvenes de los suburbios será una joven de ascendencia oriental. Si nos ceñimos a la mentalidad de la época victoriana y a los hechos históricos, sería impensable que se pudiesen mover esos personajes en los círculos sociales en los que aparecen y con total libertad por los escenarios, haciendo y deshaciendo a su antojo. 
Watson aparece siendo un personaje prepotente y egoísta que se aprovecha coaccionando de forma reiterada a los integrantes de los Irregulares. Lo cierto, es que tanto Watson como Sherlock, que son los que cuentan con más edad, no quedan en buen lugar, porque aquí el bacalao lo parten los jovencitos. 
Otro personaje fundamental de la obra de Doyle como es la Señora Hudson aquí figura como una arrendataria de pisos sin escrúpulos.
Curiosa visión la que intentan aportar de los adultos respecto a la juventud... 

Sobre la relación entre Sherlock y Watson vemos que se ha deteriorado y el primero aparece convertido en un completo drogadicto, cuando los amantes del personaje sabemos que únicamente recurría al consumo de cocaína de forma puntual y siempre debido al aburrimiento, mientras que el segundo, en la serie, vive a costa de la fama que adquirió compartiendo piso con Sherlock. Todos los que han leído los libros saben que la admiración entre ambos personajes es recíproca, puesto que Sherlock le convierte en la voz de sus aventuras.

Con esto lo que queremos decir es que, siempre bajo nuestra opinión, esta serie no se basa en la obra de Conan Doyle, solo recoge los nombres y los escenarios para desde ahí crear una serie totalmente distinta que nada tiene que ver con la original.
Para eso no es necesario basarse en obras famosas, salvo claro está, que quieras beneficiarte de una fama que se ha ganado otro.
Los guionistas recurren a lo que se denomina Argumentación de autoridad, que no es otra cosa que apoyarse en una figura de sobra conocida y respetada, aprovechándose con ello del reconocimiento a su obra y personajes más conocidos para atraer al espectador. 

¿La recomendaríamos? 
Solamente si quieres cometer el error de prescindir de leer la maravillosa obra de Doyle y que te cuelen gato por liebre, si no quieres conocer por ti mismo a los personajes originales o si es empleada como fondo mientras te echas la siesta.

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