Zodiac Killer. El asesino fantasma (primera parte)(Historias de asesinos que inspiraron libros XV)

Hoy publicamos el primero de los dos artículos dedicados a "El Asesino del Zodíaco”, otro asesino serial tan inquietante como Jack el Destripador y con el que encontraréis bastantes semejanzas.
En la década de los sesenta acaparó las portadas de los principales periódicos y dada la envergadura del artículo que nuestro colaborador, Gabriel Pombo, ha preparado, os lo ofreceremos en varias entregas.
Hoy os ofrecemos una breve introducción de sus crímenes y el perfil criminal.  

Susana Gómez. Directora de TNT. Revista Digital.

Por Gabriel Pombo
Introducción y perfil criminal.

Jamás se pudo capturar al asesino múltiple conocido por el alias de “El Asesino del Zodíaco” (“Zodiac Killer”) a despecho de una intensísima búsqueda policial, y su identidad representa un misterio hasta el día de hoy. 
Dicho delincuente constituyó un asesino secuencial cuyo coto de caza se radicó en California del Norte y en la Bahía de San Francisco (Estados Unidos de Norteamérica). La historia data de fines de la sexta década de la pasada centuria, cuando un fantasmal asesino perpetró un rosario de –cuando menos– cinco homicidios carentes de motivo que mantuvieron en vilo a la sociedad estadounidense. 
Sus atentados iban precedidos por espectaculares acciones mediáticas donde incluía la amenaza de que volvería a atacar. 
Al igual que Jack el Destripador, fue el propio individuo quien habría elegido y publicitado su seudónimo delictivo. El envío de cartas a la policía y a la prensa conformó una de las características cruciales en la personalidad de este psicópata, cuyos actos estuvieron signados por un compulsivo afán de notoriedad. 

En el haber mortuorio de Zodiac Killer se le reconoce un mínimo de cinco víctimas de su segura facturación –que los estudiosos de su saga denominan "canónicas"–, igual que en el caso de Jack the Ripper; y de aquí que la coincidencia en el número de vidas que segaron deviene otra de las curiosas semejanzas entre ambos homicidas seriales. 
El Zodíaco difiere del Destripador de Londres, sin embargo, por el hecho de que no todas sus víctimas resultaron mujeres. Su modus operandi consistía en disparar contra parejas de enamorados, a los cuales sorprendía en lugares solitarios. A su vez, en el decurso de una de tales agresiones pereció el muchacho que acompañaba a una de las chicas, e igualmente un taxista resultó victimado por este maníaco. 

Su campaña de terror vio su principio el 20 de diciembre de 1968 cuando la emprendió contra dos adolescentes –David Arthur Farraday de 17 años y Betty Lou Jensen de 16 años–, ejecutándolos a tiros en Lake Herman Road, región limítrofe a la ciudad de Benicia. Se trataba de la primera cita de los chicos, quienes planeaban asistir a un concierto de navidad en Hogan Higt.
Para su desgracia, a último momento modificaron sus planes y resolvieron visitar a un amigo que vivía más lejos. A las 22.15, llegaron a un cruce existente en Lake Herman Road, momento que aprovechó el criminal para asesinarles. 
Este doble crimen se investigó por los detectives del condado de Solano, en cuya jurisdicción fuera consumado; pero no se hallaron pistas dignas de seguir. 

El segundo lance fatídico volvió a tener por blanco a una pareja de jóvenes. 
El 4 de julio de 1969 en Blue Rocks Spring, en un campo de golf a las afueras de Vallejo, disparó a Michael Renault Mageau de 19 años y a Darlene Ferrin de 22 años, mientras conversaban dentro de un automóvil. Darlene falleció a consecuencia de sus heridas, Michael en cambio, aunque gravemente herido, logró sobrevivir. 
La agresión se llevó a cabo a la medianoche en el estacionamiento del citado campo de golf, área bajo la competencia de la policía del condado de Vallejo. 

Por primera vez el criminal se hizo público al llamar desde una cabina telefónica a la comisaría de Vallejo. Informó haber asesinado a dos personas, y señaló con precisión dónde se aparcaba el vehículo en cuyo interior encontrarían a los presuntos cadáveres. Y no sólo eso, sino que se atribuyó haber dado muerte a dos adolescentes en Lake Herman Road, Benicia, en alusión a los homicidios de David Faraday y Betty Lou Jensen. 

El tercer acometimiento lo llevó a cabo el 27 de septiembre de 1969 en la costa de un lago artificial –Lake Berriesa– ubicado en el condado de Napa. En dicha ocasión el perpetrador, apuntó con su revólver a los jóvenes Bryan Calvin Hartnell de 20 años y Cecilia Ann Shepard de 22 años. A pesar de que el muchacho le ofreció su billetera y las llaves de su coche al asaltante, éste amarró a la pareja por medio de cuerdas y, acto seguido, extrajo una afilada cuchilla con la cual les infirió feroces incisiones. 
Hartnell sobrevivió milagrosamente, tras permanecer durante tres meses en estado de coma, luego de que seis puñaladas le atravesaron su espalda. La joven Shepard, por el contrario, expiró dos días más tarde. 

La última persona cuyo deceso se debió a la saña del monstruo fue un taxista que lo tuvo por pasajero. Paul Lee Stine, de 29 años, cayó bajo las balas de Zodíaco el 11 de octubre de 1969 en Presidio Heights, San Francisco.

La cara mediática del "Zodiac Killer" 

El primero de agosto de 1969 tres cartas escritas por este trastornado arribaron a las redacciones de los periódicos Vallejo Times Heralds, San Francisco Chronicle y San Francisco Examiner
Las misivas estaban redactadas de manera prácticamente idéntica, y en ellas su autor se atribuía la comisión de los tres homicidios cometidos hasta la fecha. 
En el interior de los sobres que portaban los mensajes se incluía una hoja con el dibujo de un criptograma de unos trescientos caracteres. Según pretendía, allí se develaba la identidad del emisor, y se brindaba a la policía pistas para posibilitar su captura. Así comenzaba la lucha mediática entre el Zodíaco y las autoridades. 
El remitente exigía que los comunicados salieran impresos en primera plana de los periódicos y amenazaba con que, en caso contrario, asesinaría a una docena de personas escogidas por las calles al azar ese fin de semana. Por fortuna, nunca concretó los anunciados crímenes. 

Aquella amenaza configuraría únicamente la primera en una sucesión de alardes y chapuzas que –en el marco de un perverso juego del gato con el ratón– la vanidad del psicópata emprendió, aún a riesgo de dejar indicios aptos para conducir a su arresto. 
Todas las comunicaciones lucían, a guisa de extraña firma, un logotipo en forma de símbolo reticular con una cruz trazada dentro de un pequeño círculo. 

Días después, el matrimonio compuesto por Donald y Bettye Harden de Salinas, California, finalmente descifró y tradujo el tenor del criptograma. Empero, en aquel texto no se mencionaba el apodo Zodíaco ni se revelaba –claro está– su nombre verdadero. 
La traducción al castellano de aquel intrigante recado aproximadamente mentaba así: 
"Me gusta matar gente porque es mucho más divertido que cazar animales en el bosque, porque el hombre es el animal más peligroso de todos. Matar a alguien es la experiencia más excitante. Es mejor aún que tener sexo con una chica, y lo mejor de todo es que cuando yo muera voy a renacer en el paraíso, y todos aquellos a los que he matado serán mis esclavos. No daré mi nombre porque ustedes tratarán de retrasar mi recolección de esclavos para mi vida en el más allá..."
Y hasta aquí el primer artículo dedicado a "El Asesino del Zodíaco”, en la próxima entrega os ampliaremos datos sobre los asesinatos.

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