Grandes secundarios de ficción. Siempre a la sombra de...

Por Susana Gómez
Cuando pensamos en novela policíaca o en las novelas de su
Edad de Oro siempre nos acordamos de sus rasgos característicos, esos que la hicieron única.
Un crimen, una serie de sospechosos y un detective que a lo largo de la novela nos irá revelando pistas y que al final, tras una clase magistral de deducción señala al verdadero culpable, poniéndole en evidencia delante del resto de personajes, y con él a nosotros, pues se descubre que el resultado de nuestra investigación paralela ha sido infructuoso.

Pero hay otros a los que siempre obviamos, y que aunque no llevan sobre sus hombros el peso del protagonismo central tampoco pueden catalogarse como personajes secundarios.
Esos protagonistas de segundo nivel acompañan en todo momento al detective, y a pesar de que como digo su actuación es limitada, al parecer muchas veces meros observadores, desempeñan varias funciones primordiales para el desarrollo de la novela.

En primer lugar suelen ser testigos fieles, y por lo tanto, serán casi con total seguridad los cronistas "fiables" de los hechos.
Muestran un perfil menos sagaz que el personaje central, el detective o investigador, pero también cumplen con la misión de representarnos a nosotros los lectores y son, en muchas ocasiones, los culpables de ponernos fuera de juego, ya que prestamos más atención a lo que nos cuentan que a los verdaderos hechos. Por lo tanto son un elemento para confundirnos.
Esos personajes, además de su caracterización impecable, ocupan el lugar en la narración que ocuparíamos nosotros; nos harán llegar los datos sobre la evolución del caso, he olvidado decir que los escenarios aparecerán plagados de pistas y ellos emitirán sus propias conjeturas que casi siempre coincidirán con las nuestras y que resultarán erróneas, la mayoría de las veces, al no identificar correctamente las pruebas, eso provocará que el investigador principal ironice con su escasa capacidad deductiva. Con lo cual volvemos al primer punto que yo señalaba, son un medio para despistar.

Entre esos grandes secundarios de ficción de los que hoy hablamos vamos a encontrarnos con el doctor H. Watson, personaje de ficción que acompaña al gran Sherlock Holmes nacido de la pluma de Arthur Conan Doyle.
También nos encontramos en las obras de Agatha Christie protagonizadas por Hércules Poirot  al capitán Arthur Hastings, compañero y cronista de los casos en que se ve inmerso el detective belga o a Sinclair, amigo de Joseph Rouletabille, ese detective aficionado creado por Gastón Leroux y que dicen protagonista del primer misterio de cuarto cerrado, aunque yo creo que el primer misterio de cuarto cerrado es el elaborado por Poe y protagonizado por Dupin, que también irá acompañado por un personaje que será el narrador anónimo de todas sus aventuras.
Aquí no podemos olvidar citar las obras de S. S. Van Dine, protagonizadas por Philo Vance, un detective de ficción muy pedante que también va acompañado por un secundario de mucho peso, su abogado, amigo y cronista de todos sus casos. 
Pero estos secundarios de los que hoy os hablo no son los únicos acompañantes  en el amplio género policíaco, hay muchos más y seguro que os vienen a la cabeza infinidad de ellos, yo recuerdo con mucho cariño a Adso de Melk, el ayudante de Guillermo de Baskerville en la superlativa "El nombre de la rosa" de Umberto Eco.

Las conclusiones a las que llegan estos personajes se alejan de la realidad, como ya hemos dejado claro más arriba, pero nos ayudarán a elucubrar, a soñar con descubrir al culpable. Son indispensables para la trama y sin ellos la novela quedaría a medio construir. En resumidas cuentas, son los encargados de hacer los casos reales, aportando esa humanidad de la que muchas veces carecen los protagonistas.
Seguro que vosotros os acordáis de muchos  más...

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